martes, 17 de noviembre de 2009

Alice In Chains - Black Gives Way To Blue



¿Qué fué primero, la gallina o el huevo?. Este viejo dilema que se lleva preguntando la humanidad desde cuando Cristo perdió la alpargata, se asemeja bastante a mí duda existencial sobre los Alice In Chains.

El caso es que siempre me he preguntado si unos niveles elevados de exposición a su música me llevan a estados de animo de decaimiento y pesimismo, o por el contrario, cuando me siento como un desecho humano, acudo a la música de los de seattle, como queriendo hurgar en mí propia herida. Seguramente, en las dos teorías haya parte de verdad, y sea dificil desvincular las canciones de Layne, Cantrell y compañía, de la cara mas sucia de la vida, desprendiendo paradógicamente esta suciedad una belleza infinita, que te impide dejar de escuchar sus discos una y otra vez. Y es que los Alice In Chains son capaces de convertir un día de sol luminoso, en un día gris, frío y lluvioso de su Seattle natal.

La muerte por sobredosis de Layne en el 2002 fué un duro golpe del que los seguidores del grupo nos costó levantar cabeza. La banda se separó y cada uno de sus integrantes siguió su camino. Hasta que en el 2006 se anunció la reunión de todos sus miembros, con la incorporación de William DuVall, exmiembro de Comes With The Fall. La gira de reunión tuvo una gran acogida, y tras esta, la banda se encerró en el estudio para dar a luz su nueva obra, Black Gives Way To Blue.

Por mi parte, después de haber presenciado ultimamente reuniones de bandas míticas, que más que sumar a su legado, lo que hicieron fué restar, tenía ciertas dudas, y más después del concierto que ví en Granada durante su gira de reunión. La corta duración de este (1 hora escasa) me supo a muy poco, y me dió la impresión que la hicieron para llenarse los bolsillos y poco más.

Pues bien, el disco ya lleva un par de meses en la calle, y la sorpresa ha sido mayuscula. No solo es una obra digna del nombre y del peso de una banda tan grande, sino que poco tiene que envidiar a los discos anteriores. Es cierto que no llega al nivel del "Dirt" o "Facelift", por poner dos ejemplos, pero es un disco que suena 100% Alice In Chains. Siguen estando ahí esos riffs marca de la casa, esos paisajes asfixiantes ("A Looking In View" o "Acid Bubble") y esos adictivos juegos armónicos con las voces, que ponen la piel de gallina.

Una de las sorpresas que encontramos, es que en contra de lo que se podía pensar, el peso vocal lo lleva Cantrell en vez de DuVall, lo cual, pesonalmente agradezco, ya que siempre he pensado que Jerry tiene una voz increible, que complementaba a la perfección con la de Layne.

En conclusión, un disco con canciones como "Check My Brain", "Lesson Learned" o "Private Hell", sólo puede estar entre lo mejor del año, y sin duda, es una vuelta dignísima de una de las mejores bandas que dió los noventa.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Quique Gonzalez - Daiquiri Blues



Quique es un artista especial para mí, de los pocos en el panorama musical patrio que me tocaba la fibra. Su carrera discográfica hasta "La Noche Americana" me parece impecable. Por eso, reconozco que tenía miedo a este disco. Después de la decepción que me causó "Avería y Redención", llegaba el momento de constatar si aquello fue un mero accidente o algo más serio. Por desgracia, ha sido lo segundo, y la orina del paciente empieza a tener muy mal color.

A diferencia de lo que pasaba con discos como "Salitre 48", las canciones de "Daiquiri Blues" no me las creo, no me llegan, y Quique empieza a abusar demasiado de recurrir a lugares comunes. El nivel de las letras también ha bajado, y estas cada vez son más prosaicas. Y eso acompañado de un ritmo cada vez más lento y cansino, hace que pocos temas se salven de la quema. A destacar sobre todo la jazzística "Riesgo Y Altura", que me parece una maravilla de canción, y la que da nombre al álbum.

Por todo esto, no entiendo la actitud de muchos medios especializados, que se les llena la boca hablando de aspectos secundarios, como el lugar donde ha sido grabado o los músicos de los que se ha rodeado, y se olvidan de lo que realmente importa, que son las canciones, y en esto, bajo mí humilde punto de vista, Quique ha vuelto a pinchar en hueso.