Aunque hoy haya cumplido años, y ya roce con la punta de los dedos la treintena, no me veo todavía sentado en un sillón, sosteniendo un vaso de whiskey, mientras escucho un disco de jazz.
Y no se me ocurre mejor manera de dar un golpe sobre la mesa que con este disco. ¿Que qué tiene de especial?, pues fué ni más ni menos el disco que me metió el veneno del rock en el cuerpo, así que le debo mucho. Hasta ese momento, yo era un adolescente apollardado de doce años, que era torturado por su padre durante los largos viajes en coche con la familia, con discos de folkloricas, y si había un poco de más suerte, alguno de Los Brincos. Como veis la cosa estaba muy mal, así que aunque nadie lo ponga nunca entre los mejores discos de Aerosmith, siempre será mi favorito de la banda de Boston.
Fue publicado en el año 93, y a pesar del exito en ventas, con canciones como "Livin' On The Edge", "Crazy" o "Amazing", las críticas no fueron tan entusiastas como lo habían sido en los dos álbumes anteriores, que habían marcado el inicio de la segunda juventud del grupo, después de muchos años perdidos por culpa de las drogas, el alcohol y otros caprichos.
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