Lejos quedan ya los años en los que el soul no era tan mediático como lo es ahora, y Sharon Jones tenía que buscarse la vida con trabajos tan grises como funcionaria de prisiones en Rykers Island. Aunque dicho sea de paso, ese trabajo, tal como estan las cosas aquí en España, sería para más de uno una auntentica bendición. Pero era de justicia poética que la voz de ella no se marchitara trabajando entre aquellos muros, y por suerte su carrera despegó. El resto de los mortales, que no tenemos ni su voz ni su talento, nos seguiremos dando codazos para conseguir ese puesto de trabajo que ella dejó.
El caso es que esta mujer, a pesar de llevar muchos años en esto de la música, no ha tenido su momento de mayor reconocimiento hasta que en el 2002 firma por Daptone y publica tres maravillas como Dap Dippin' With (2002), Naturally (2004) y 100 Days, 100 Nights (2006). Además de la fuerza y calidez de su voz de raíces gospel, que nos recuerda que como otras grandes voces empezó cantando en el coro de su Iglesia. Sharon cuenta con la baza de tener como banda de acompañamiento a los Dap-Kings, un autentico rodillo de buen soul en directo. Como muestra de ello, el productor Mark Ronson los eligió para acompañar a Amy Winehouse.
En este cuarto trabajo, Sharon no ofrece nada nuevo, ni falta que hace. Aquí encontramos soul clásico para calentar el alma, que encajaría a la perfección en su época dorada, sin sonar en ningun momento a un refrito de grandes damas de este estilo como Aretha Franklin o Etta James.
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