¡Al fin!, se van los nubarrones, los pajarillos cantan y el sol ha llegado para quedarse. Después de un invierno como este, en el que algun dia casi hacía falta utilizar canoa para salir de casa, da gusto salir a la calle y poder tomarte una cervecita con los amigos. Esto, por supuesto, le cambia el caracter a cualquiera y uno va aparcando en la estanteria los discos oscuros y transcendentales que ha estado escuchando en el duro invierno, para desempolvar ahora otros muchos más alegres y vitales. Tanto unos como otros son igual de necesarios, pero hay un momento adecuado para cada uno de ellos.
Lacrosse vienen como anillo al dedo en estos primeros dias de una primavera que esta despertando. Reconozco que los acabo de descubrir gracias a que han estado este fin de semana tocando en mi ciudad, en el festival South Pop. La propuesta de estos suecos poco tiene que ver con la de tantas bandas escandinavas de las que he hablado aquí con anterioridad, y por las que el que me conozca sabe que tengo especial predilección. Aquí no encontramos rock que nos patee el culo. Estos chicos de Estocolmo lo que hacen es pop alegre y optimista, que haría sonreir hasta al mismisimo Hannibal Lecter. Así que haciendo un poco de intrusismo laboral, si alguien esta pasando por un bache en su vida, yo le recomendaría como terapia la escucha repetida de este álbum.
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